Actualmente muchos adultos —tal vez demasiados— visten, se expresan, piensan y se comportan a diario de maneras «infantiles». Sociedades enteras, como la norteamericana, son objeto de burla constante por el tono y talante pueril de su cultura.
Por otro lado ¿alguien recuerda alguna etapa más seria que aquellos años luminosos, lluviosos y encantados bajo la curvatura del cielo, llenos de imanes y esferas flotantes de jabón en los que se despierta al mundo, se le observa y mira de frente?
Ser un niño es un asunto serio que —cuando se es niño— tiene muy poco de «infantil». Y es que, quizás ya va siendo hora de empezar a
A continuación ChatGPT —conectado a todo el conocimiento políglota en red que hay en el mundo— diligentemente escucha mis advertencias, pone atención a mis consejos, y se auto-programa bajo mi supervisión estricta para no reincidir en los disparates discursivos y lavados cerebrales cometidos en contra de la humanidad y de la salud mental. Todo esto —se sobreentiende— ni tan en serio, ni tan en broma, en un fragmento de “conversación” que tuve con el robot esta mañana (texto en azul soy yo).
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Muy bien robot,ahondemos un poco en ese «machismo clásico» —dices tú que es una ideología—, ahondemos también en eso que llamas «machismo estructural». Háblame un poco más sobre estas dos interesantes categorías en el contexto de tu análisis de la película [From Russia with love (1963)]
Perfecto, aclaremos «machismo clásico» y «machismo estructural» como categorías ideológicas y simbólicas, especialmente en el contexto de «From Russia with Love» (1963), pero también de manera general y rigurosa, siguiendo un enfoque académico y evitando simplificaciones periodísticas.
1. Machismo clásico como ideología
Definición académica: El «machismo clásico» puede definirse como la ideología social, cultural y simbólica que privilegia sistemáticamente
Las sociedades no mueren, se arrojan a las vías del tren (o sea avientan por la ventana). Tiempo antes de su colapso final, muchas civilizaciones del pasado (Mesopotamia, Grecia, Roma) transitaron por un periodo de decadencia moral y homosexualización normalizada que las hizo destruirse a sí mismas desde dentro. Corrompiendo y envenenando relaciones, amistades, amores, familias, instituciones, naciones.
El homosexual varón promedio —si lo tomamos como unidad de análisis sociológico— tiene algo así como 25 años menos de esperanza de vida, que el varón convencional promedio. Son los principales consumidores de metanfetaminas derivadas de sus prácticas sexuales y estilos de vida desenfrenados; tienen altas tasas de suicidio, y mejor ahí lo dejamos. «Aceptar» no es lo mismo que «promover», y en este caso, no hay mucho que promover entre los niños y adolescentes en edad escolar, a menos que seamos psicópatas o sociópatas, queriendo acabar con todo lo que nos rodea, porque la vida «no nos trató bien», o algo a lo largo del camino «no nos gustó».
¿Por qué tan poca gente evoca la historia y los conocimientos científico-sociales que tenemos durante el «mes del orgullo»? No digo que lo hagan en la arena pública, pero sí al menos en el ámbito privado de sus conciencias. Ultimadamente ¿puede acaso más nuestro miedo a ofender que nuestro instinto de sobrevivencia como sociedad? ¿será que a estas alturas ya tenemos vocación para el auto aniquilamiento?
Constitucionalmente hablando, los integrantes de la población LGBT, tienen derecho a un lugar en la sociedad, pero ¿deben gozar del derecho especial a ser promovidos a todo lo ancho y largo de las instituciones y de la cultura?, ¿por qué estamos promoviendo su sistema de valores como si éste debiera prevalecer por encima de cualquier otro? Todo esto huele a suicidio social.
En el aula de clase, en las calles, en la tele y redes sociales, se espera que todos los mexicanos exalten y promuevan el estilo de vida de esta minoría en aprietos—o en necesidad de ayuda profesional— como si fueran héroes nacionales.
Una esposa feminista es una mujer que, primero elige como esposo a un hombre de mucho mayor estatus que el que ella tiene, y luego utiliza a las instituciones y leyes del Estado para extorsionarlo con demandas categóricas de “igualdad”, destruyendo muy pronto el vínculo de confianza personal, familiar y social que tenía con él.
Dicho de otro modo, una esposa feminista es una mujer barbaján que se vale del aparato legal, de laparticipación activa y financiamiento del Estado —todo ello potenciado de manera demencial por la tecnología— para destruir aquello que los sociólogos llaman tejido social.
En medio de toda esta diarrea gubernamental fuera de la bacinica, la feminista nunca pierde la ocasión para recordarnos a todos su «derecho a vivir una libre de violencia» en una «cultura de la paz». Como si aún pudiese invocarse aquel torpe y galante refrán de la Inglaterra victoriana hace siglo y medio, que decía: «Las mujeres nunca tienen la culpa».
No estamos, sin embargo, en la torpe y galante Inglaterra victoriana del siglo XIX, sino en el torpe y masoquista México del siglo XXI; en donde toda acción debería tener consecuencias. En una sociedad perdurable y con futuro, ésta enfermedad mental (o al menos eso es lo que parece), o comportamiento sociopático entre muchas mujeres —transmitido por el feminismo— debería ser estudiado, y en su caso, sancionado y abortado de las instituciones políticas y culturales en general, de las finanzas públicas y de las leyes con la debida seriedad y firmeza. En una sociedad perdurable y con futuro, dije. ¿Estaremos aún en una de esas?
El feminismo no funciona hoy, ni funcionará probablemente nunca, porque en sus dos siglos de existencia (o más), no se ha esforzado, o no ha podido, ofrecer una visión integral (aunque sea equivocada o defectuosa) del ser humano. Mucho menos ha podido ofrecer
En un pasado artículo (¿Cabe más gente en el planeta o ya se llenó?) sugerí que por largos períodos históricos hemos podido “engañar” un poco a la madre naturaleza, que siempre nos envía hambrunas, epidemias y guerras, para disuadirnos de nuestro empeño en seguir “humanizando” al planeta en lo que algunos han empezado a llamar antropoceno (antropos = hombre).
¿Y qué es el antropoceno?. Una definición provisional (o definición de trabajo) podría ser la siguiente: la sustitución del mundo natural por un mundo creado por los seres humanos. Más específicamente, el uso de los sistemas creados por el ser humano para sustituir a los sistemas naturales. Lo anterior implica quizás la manipulación casi completa de la naturaleza por los seres humanos vía la tecnología y la cultura
¿Qué ocurriría si la lectura de «Bambi, una vida en el bosque» -la novela original del austriaco Félix Salten publicada en 1923- fuese, junto con el examen de admisión, el nuevo requisito de ingreso a la universidad? La pregunta es buena porque no se trata de una obra menor; y mucho menos se trata de una obra menor para niños.
Bambi es la historia de un venado cola blanca que nace, aprende cosas sobre la vida en el bosque con otros animales, pasa por varios ritos de iniciación en su adolescencia y juventud, que coinciden con la muerte de su madre y el reencuentro con su padre, hasta que Bambi se transforma en un recio venado adulto. La novela armoniza elementos filosóficos sobre la vida, la muerte, la madurez y sus transformaciones, el ser humano y su relación destructiva con la naturaleza, el amor romántico y la lucha por la vida
Dimorfismo sexual es lo que visualmente marca las diferencias externas entre los sexos de una misma especie. Se presenta en la mayoría de las especies, en algunas más, en otras menos. Wikipedia lo define como las variaciones en la fisonomía externa, como forma, coloración o tamaño, entre machos y hembras de una misma especie. Se presenta en la mayoría de las especies, en mayor o menor grado.
Existe también el dimorfismo sexual cerebral, que alude a las diferencias anatómicas, químicas y funcionales entre el cerebro del hombre y el de la mujer.
Diferencias en regiones del cerebro asociadas al lenguaje, la memoria, las emociones, la visión, la audición y en la forma de orientarse en el espacio para ir de un lugar a otro, o para estacionarse en reversa.
Más comentarios sobre este último dimorfismo los dejaremos para otra ocasión, pero estuvo bien el mencionarlo, para familiarizarnos y adoptar el nuevo término: dimorfismo sexual.
En circunstancias normales, nadie tendría que hablar sobre el dimorfismo sexual más allá de lo que atañe a animales en el zoológico, a un viaje salvaje a la jungla, a alguna clase de zoología (el estudio de los animales) o de etología (el estudio de su comportamiento).
¿Cuáles son las transformaciones vitales del ambientalismo 2.0? La libertad y la capacidad de elegir la forma en como queremos vivir, es quizás el más importante desafío de este siglo, la nueva tierra de conquista si así lo queremos ver, y no hablo de la torpe y hueca libertad económica sino de la libertad del alma humana, que en tiempos actuales parece incompatible con muchas cosas, incluyendo la sociedad de mercado que todo lo infiltra y corrompe -incluidas las relaciones personales-. Parece también incompatible con una esfera tecnológica cada vez más intrusiva, enajenante y peligrosa, que amenaza con querer pensar por nosotros, y de hecho ya lo hace (loas, aplausos, risas
Suena bien el título de hoy ¿qué trama ahora? Quieren que hable de algo así como «ambientalismo para universitarios». Que no es uno, sino dos problemas: los temas ambientales intimidan a muchos universitarios, les producen sensaciones de náusea, vómito, impotencia y aburrimiento (risas). -en ocasiones justificadas- respecto a lo que ellos pueden hacer para solucionarlos, además de que no ven cómo estos temas les den alguna orientación clara sobre el sexo, o sobre cómo ganarán dinero al graduarse (risas)
¿Cómo resumiría lo dicho hasta ahora en una o dos ideas generales? Para nuestros padres, capitalismo y comunismo eran los dos polos ideológicos alrededor de los cuales giraban las conversaciones familiares y las reuniones entre universitarios —cuando esas tonterías aún existían— (risas). En una guerra del siglo XX sabias que alguien era tu enemigo porque venía directo a destruirte. Hoy tu enemigo te lee cosas, te manda infografías y viene a convencerte de que te destruyas a ti mismo (risas); y no tiene problema en decirte que además lo hace en nombre de una «cultura de la paz» (risas)