Actualmente muchos adultos —tal vez demasiados— visten, se expresan, piensan y se comportan a diario de maneras «infantiles». Sociedades enteras, como la norteamericana, son objeto de burla constante por el tono y talante pueril de su cultura.

Por otro lado ¿alguien recuerda alguna etapa más seria que aquellos años luminosos, lluviosos y encantados bajo la curvatura del cielo, llenos de imanes y esferas flotantes de jabón en los que se despierta al mundo, se le observa y mira de frente?
Ser un niño es un asunto serio que —cuando se es niño— tiene muy poco de «infantil». Y es que, quizás ya va siendo hora de empezar a

