La semana pasada quedamos en que abordaríamos el tema de las conductas antisociales como una de las cinco batallas en la guerra por la infancia. Sin embargo, pensándolo bien, una buena parte de las conductas antisociales que me interesa resaltar, confluye en lo que podríamos etiquetar como autismos programados. Sostengo que hay autismos que no son producto de la gestación y el desarrollo antes de nacer, sino inducidos por la cultura chatarra circundante.

Mencionemos solo de pasada —y para quitárnoslo de encima—, el fenómeno menos importante del autismo como una vil, vulgar y agresivamente estúpida moda: hoy está de moda ser autistas, para ser precisos. Autismo no como un fenómeno del comportamiento, sino como pose social —«…tengo el síndrome de Asperberger amigos míos, así que ya lo saben»—.
Así como hace 10 o 15 años mucha gente quería tener alergias a fin poderse proyectar socialmente como alguien «especial», hoy, todo mundo —O.K: mucha gente— entre ellos muchos niños y adolescentes, quieren poder decir que son autistas