
21 de Febrero de 2020
SR. LIC. ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR
Presidente Constitucional De Los Estados Unidos Mexicanos
P R E S E N T E
Ciudadano Presidente,
Se te están desbordardo las feministas y ello nos ocasionará a los mexicanos, el advenimiento de un dictadorzuelo reaccionario que las discipline, y que de paso destruene y hunda la cuarta transformación. Mediante la extorsión psicológica y el chantajeo moral de que a todas ellas «las están matando» y de que entonces «cualquier cosa que ellas hagan» merece el apoyo y simpatía incondicionales «de todos nosotros el resto de la sociedad», el cartel de la nueva hipocresía feminista organizada, impulsa descaradamente y frente a nuestras narices, una agenda política de ingeniería social deshumanizante y desnaturalizante, desde el poder legislativo. La psicología inversa nos sugiere además, que detrás de su estridencia y provocación yace en lo más íntimo de su ser,el deseo ardiente de ser tiranizadas.
Este es un problema de toda la sociedad, y toda la sociedad deberá enfrentarlo a nivel de cada individuo. Hay algo sin embargo, señor presidente, que usted puede hacer, como primera medida de austeridad republicana y patriota frente a todo este problema: suspenda todo financiamiento público al activismo académico y a los llamados «estudios de género» y su fraudulenta ideología, en universidades, en institutos de la mujer y en todos sus derivados estatales, en forma inmediata. Cualquier reacción como consecuencia de ello, palidecerá frente a lo que ocurrirá si usted no lo hace.

Aparentemente, ni una buena parte de las mujeres, ni mucho hombre imprudente o tarado buscando quedar bien con las feministas al costo psicológico que sea, están sabiendo protegerse intelectualmente de este auténtico espectáculo de horror y autodestrucción personal y nacional que es el feminismo radical y su ideología de género y del engaño. Actúe ahora que puede, señor presidente, cortándoles de tajo todo financiamiento público.
No hay razón además por la cual los contribuyentes paguen por filosofías mentirosas que destruyen la psique de nuestros jóvenes, y que son diseminadas a través de institutos y departamentos académicos universitarios bajo el fraudulento denominativo de “perspectiva de género” hacia preparatorias, universidades públicas, gobiernos estatales y municipales.
Siendo claros desde el principio, la posición de ambigüedad y ambivalencia entorno a la compleja y sofisticada relación entre el hombre y la mujer que tienen los geis (homosexuales), así como el gigantesco conflicto de interés que ello les produce en sus mentes y en sus razonamientos, es demasiado grande como para no mermar la credibilidad, la utilidad y la relevancia de sus opiniones entorno a este y otros temas. Hacen un bien propio y a la vez social, más conservando algunos de sus juicios y criterios, que compartiéndolos. Ninguna sociedad que feliz y humildemente los integre, puede a la vez regirse por su sistema de valores.
Porque amamos a las mujeres, el Instituto Nacional de las Mujeres debe ser clausurado y desaparecido en forma definitiva y absorbido por otras instancias gubernamentales una vez realizado algún tipo de proceso de dignificación, de saneamiento y desintoxicación ideológica y de pensamiento único autoritario feministo-radical contrario a la biología, que lo ha caracterizado desde su nacimiento.
El sólo término “violencia contra las mujeres” del cual han abusado las instancias mencionadas, es demencial, irresponsable, pendenciéramente acusatorio, odioso y generador de odio entre hombres y mujeres. Representa una traición injuriosa hacia la mitad de la población de varones y retribuye a las feministas la proporción correspondiente de odio que ellas mismas reparten bajo el emblema tóxicamente separatista y peleonero de “violencia contra las mujeres”. No debe proscribirse el término, porque somos una sociedad en donde impera la libre manifestación de ideas (Art. 6 constitucional), pero tampoco podemos concederle seriedad institucional o formalidad jurídica. Es una completa locura.
Al parecer, la psicosis colectiva que experimentan las feministas, les impide diferenciar entre el acoso y violencia reales, quizás experimentadas por algunas o muchas, y el presunto acoso y violencia totales experimentadas, —dicen ellas— por toda la población femenina “por el hecho de ser mujeres”. La realidad es que no existen hombres que salgan a matar mujeres por el hecho de ser mujeres, esa es una acusación falsa y odiosa, capaz de generar odio verdadero, que es lo que está empezando a ocurrir (profecía autocumplida, Teorema de Thomas). Este fenómeno locuaz de pensamiento es sentimentalmente equivocado e intelectualmente corrupto. Conduce a la violencia y ellas lo saben, pero no se responsabilizan. Esto sugiere que, independientemente de su edad, necesitan ser tuteladas y puestas en cintura, ya que dejadas a su libre albedrío, son excesivamente irresponsables: un peligro hasta para si mismas. Hay que verlas portando pistolas de agua cargadas con gasolina, en protestas callejeras.


El feminismo es hipocrecía y corrupción de la razón y el corazón
Pero veamos ¿quién podría ejercer violencia contra el «grupo mujeres» sino el «grupo hombres»? La pretensión es obvia. Se trata de una acusación colectiva infeliz y culturalmente traidora de todo el grupo mujeres contra todo el grupo hombres. Ahora el enemigo de todas las mujeres —pretenden las feministas— son el conjunto social de hombres en su totalidad.
¡Pero es absolutamente perverso y demencial estar hablando de esa manera desde el interior de nuestras instituciones!. Porque, ni todas las mujeres están siendo objeto de violencia, ni todos los hombres la practican, ni todas las mujeres son inofensivas: muchas han perfeccionado el arte de destruir con la lengua, es decir verbalmente, aunque también ha quedado demostrado, que pueden ejercer violencia física homicida y feminicida a la vez. Lamentablemente, cada día la sociedad se entera de más y más casos criminales fatales perpetrados por mujeres.
El número de falsas acusaciones de acoso crece alarmantemente, y está destruyendo la vida de un número indeterminado de hombres jefes de familia, teniendo ello además repercusiones funestas para el tejido social en todo el país. Para colmo, la ideología de género institucionalizada, insiste en el marrullerismo politiquero y sucio de meter en un mismo saco y categoría, a todo un espectro de alrededor de 30 tipos de “violencias de género”. Desde el chiste mal contado, hasta el asesinato violento.
Todo ello bajo el confuso y fastidiosamente inoperante rubro de “violencias de género”. Revolviéndolo todo con el objetivo aparente de echar a andar una extorsión moral colectiva y a gran escala, con mayor comodidad. Más tarde, revientan los medios de comunicación nacionales y locales, con notas insidiosas como la siguiente: “el 82% de las mujeres entre 18 y 25 años dicen haber sido objeto de algún tipo de violencia de género”.

Y es que a la feminista promedio —en su hambre indigesta de acceso a medios, presupuestos, y puestos clave en instituciones para «matar al macho» y «matar al patriarcado» — no le interesa saber que la anterior forma de concebir y proyectar socialmente su idea de violencia, contribuye decisivamente a arrojar a la psique femenina a los leones del resentimiento colectivo orquestado, la paranoia ciudadanizada, y la violencia verbal hacia los varones y “la cultura patriarcal”: su obsesión ideológica más irresistible, hipnotizante, seductora y enajenante.
Todo este coctel tóxico de sentimientos malsanos, preparados con la receta feminista, actúa como un poderoso detonante de violencia ciega y vengativa del hombre hacia la mujer y de la mujer hacia el hombre, encerrándolos a ambos en un ciclo autónomo de violencia mutua. Cuando una mente consciente y responsable, testigo de toda esta tragedia, expone su estupor y tristeza a la mente feminista, la mente feminista apunta sus ojos al vacío, y congela la mirada a la vaca inmóvil alojada en su mente.

A todo este torpe pastel ideológico de «violencia contra la mujer» echado a perder bajo el sol de las protestas, hay que agregar tres o cuatro décadas de política económica fracasada, junto a los bajos niveles de escolaridad y lectura que han tradicionalmente azotado a los mexicanos
¿Es necesario decir que todo lo anterior es receta inmejorable para hacer fracasar a toda una sociedad y a todas las personas en sus relaciones interpersonales, familiares y de trabajo? Ninguna de las preocupaciones que dicen tener las feministas («machismo», la injusticia que ellas perciben, el tal «patriarcado») es irresoluble mediante el sistema educativo nacional, —elevando los niveles generales de escolaridad— y a través de la evolución normal de la cultura, la economía, la política y la esfera tecnológica. Su causa es una causa hueca. Y los logros que ellas insisten en atribuir históricamente al movimiento feminista han sido la conjunción de la evolución mencionada con la voluntad y estrategia del hombre, esto incluye la tecnología anticonceptiva, cuyo inicio a nivel mundial, dicho sea de paso, lo dio un mexicano (Luis Ernesto Miramontes)
México no padece de “violencia contra las mujeres” sino de una profunda crisis humanitaria en la que cada día mueren asesinadas más de 70 personas (nueve hombres por cada mujer según INEGI). La agenda política y económica de rescate a la nación está plagada de cosas importantes, urgentes de atender. Pero también estamos distraídos con la corrupción feminista del rol clave que ocupa la mujer en la construcción de una sociedad, una cultura, una economía.
¿Porqué nos debería de sorprender que la violencia a todos los niveles esté desbordada, cuando el feminismo y toda su ira retroalimentada y autoimpuesta, sea probablemente y para efectos prácticos, una de las primeras causas —sino es que la primera causa—, de violencia feminicida en el país? ; ¿Por qué sorprendernos de que la violencia escale, cuando el feminismo ha estado enloqueciendo colectivamente a las feministas volviéndolas unos seres monstruosos, falaces, marrulleros, obesos, estrafalarios e hipócritas, y a los hombres les ha estado colmando el plato hasta la demencia y la violencia asesina, chamuscándoles los sesos y amputándoles toda manera de procesar en sus mentes tal cantidad de maldad ideológica por parte del feminismo y las feministas.? Y el contagio crece y crece y crece.
Adicionalmente, hay razones para suponer, que lo que muchas mujeres feministas están subcomunicando mediante la palabra “acoso”, es con relativa frecuencia, hambre insatisfecha de atención por parte de los hombres hacia su persona. Mejor conocida como «indiferencia». Misma que se ve reforzada por el obvio rechazo masculino que hay hacia el fenómeno estético y de comportamiento observables en el feminismo contemporáneo.



El término “violencia contra las mujeres” es, en otras palabras, un término social e interpersonalmente insalubre, autodestructivo de la higiene mental y destructivo de la poca paz social que aún nos queda. Destruirá el proyecto de la 4T y el esfuerzo de varias generaciones de mexicanos que la han impulsado, si el ejecutivo federal no hace su parte cortando de manera permanente, todo flujo presupuestario hacia la ideología de género y las instituciones y gente que ha mentalmente intoxicado, psicológicamente extorsionado, y culturalmente corrompido hasta la saciedad.
En circunstancias de “igualdad de género” y de acuerdo a la misma lógica identitaria y de grupo que las feministas académicas y gubernamentales utilizan, no habría porqué hacer una diferenciación entre los sexos, ya que los hombres son por igual objeto de varios tipos particulares de “violencias contra los hombres” y vejaciones psico-afectivas y sexuales por parte de las mujeres.
Por lo anterior, es claro que las feministas y el lobby gay global que las asesora (e indirectamente a veces financia), exigen igualdad al varón y a las instituciones, pero al mismo tiempo exigen de manera vehemente y neurasténica un trato especial. Esa circunstancia genera una cantidad ilimitada de violencia en ambos sentidos. Violencia que lejos de amainar, escalará, si usted presidente no hace su parte y lo impide. Córteles el presupuesto ahora. Déjelo en cero.

generando odio feminicida en redes sociales
El feminismo, se ha montado en el tema del acoso y la violencia para introducirse peligrosamente en la esfera política. El feminismo político anuncia a una población de personas incautas, que ahora “lo intimo es lo público”. Ellas creen que la idea es brillante cuando en realidad es peligrosa hasta para ellas mismas. Cuesta trabajo pensar en un ámbito de la existencia social o de la dignidad individual que no pueda ser destruido por una manera de pensar así de enloquecida.
Y le pongo Ciudadano Presidente, un ejemplo de agenda política que han estado alimentando desde el congreso de la unión las feministas: la agenda de género y de las “nuevas masculinidades”. Dado el rechazo que sienten por la biología y genética humanas, las feministas viven convencidas de que esto que ellas llaman “nuevas masculinidades” son comportamientos posibles y deseables de implantar en la mente humana mediante el adoctrinamiento temprano. No los son. Las nuevas masculinidades no son otra cosa que comisionar a profesionales de la homosexualidad y su sistema de valores para impartir clases de moral y comportamiento a la pareja heterosexual, incluido el cómo educar a los hijos. Y esto, desde luego que no es ninguna broma.
Me quedo corto en mis descripciones señor Presidente, al decir que esta idea de las “nuevas masculinidades” es falaz, fraudulenta e inviable. No le conviene a nadie, choca frontalmente con nuestra evolución biológica y reproductiva. Empero, esto es precisamente lo que están en vías de conseguir las feministas desde el poder legislativo. Si, así es, con tantos otros problemas que aquejan a nuestro querido México.
Pretenden introducir su agenda ideológica al sistema educativo nacional, a las legislaciones de todos los estados, a los estatutos organizacionales de toda institución pública y privada. Una macabra locura. Lo que te quiero decir con esto es que, bajo el pretexto de que tenemos todos que mostrar empatía frente a la violencia y el acoso del que están siendo objeto las mujeres, en particular las feministas, estamos también impulsando una agenda feminista totalmente perversa y en nuestra contra. Capaz de producir al interior de nuestra sociedad una violencia de proporciones inauditas, que mucha gente con mentalidad excesivamente frívola y que apoya su causa, no está viendo venir. Y que va a venir.



«Resignficaciónes simbólicas» del feminismo y la ideología de género
Cuando el hombre llega a ser violento, utiliza su fuerza física y sus manos. La mujer en cambio, utiliza su lengua para ejercer un tipo de violencia tribal indirecta que puede llegar a ser mucho más cruel, integral, sistemática y profunda que la violencia física del varón.
Dicha violencia con la lengua consiste en acusar, chismear, montonear, destruir verbalmente, apestar socialmente, extorsionar y chillar asociados a un efecto de acumulación de más y más poder personal e institucional sobre el varón hasta matarlo lentamente, expulsándolo del grupo, destruyendo su empleo y su familia y sus hijos y sus perspectivas existenciales, a que muera solo, o hasta hacerlo reventar de llanto amordazado, o de ira asesina.
Violencia además que la feminista convierte en extorsión sexual colectiva, montonera, traidora, y que en concreto le perjudica a ella también, cual sorbos violetas de su propio y lento veneno. Hay que oír sus canciones y la simbología propagandera que utilizan para darse color.
Corolario: incauto y tonto aquel hombre que ame o tome en serio a una feminista, o a toda aquella mujer que calle y mire pícaramente “paver si todo este gigantesco engaño pega”. Y esto incluye al presidente. Andrés Manuel, el feminismo es corrupción y se te está desbordando. Córtales el dinero en institutos y universidades. Ahora.
Atentamente,
Dr. Andrés Bucio Galindo

One reply on “Presidente: Feminismo y «Estudios de Género» Son Corrupción e Hipocresía Descaradas ¡Córtales el Dinero en Gobierno y Universidades AHORA!”
Estas bien chistoso
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